viernes, 19 de septiembre de 2014

Escocia: carta del Indio Solari a Rod Stewart

A pesar de que Rod nació en Londres, es como Natalia Oreiro (!), que nadie cree que sea verdaderamente uruguaya (pero Escocia ni siquiera tiene a Catherine Zeta-Jones). Y como perdieron los secesionistas, copipasteamos nuestras agudas reflexiones tuiteras:

— ¡El que no salta es un inglés! ¡El que no salta es un inglés! *no salta el 54% de los escoceses*

— ¿Y la mesa de Necocheland?

— Los secesionistas celebraban su victoria en Pericoburgh.

— Escoceses putos, no se ponen los pantalones largos.

— La carta del Indio Solari a Sean Connery.

— Otra carta de Solari a Ian Anderson. Termina con un “vo' seguí soplando la flauta traversa nomá'".

— Soplar la gaita = soplar la quena.

— Calma, radicales escoceses, que faltan cargar las mesas de The Slaughtering (La Matanza)

— Slaughterinburgh, en el Conurbano británico, evidentemente no está gobernada por Barones.

— Pierden un plebiscito. Toman whisky.

— Lo que dice Alex Salmond. Y cómo lo dice.

— Que Escocia pretenda separarse de Gran Bretaña es como que Mendoza planteara independizarse de Chile *lo multa el INADI, la Conmebol, Vila, Manzano...*

— La guerra de secesión en tiempos gay-friendly *lo denuncia Alex Freyre*

—The number of Braveheart's jokes is too damn high.

— La secuela de Braveheart: Babeheart.

—Escocés secesionista / qué amargado se te ve / vos sos hincha de Mel Gibson / y lo míras por TV #IsSong

— #IsSong2: Escocés secesionista / qué amargado se te ve / proyectaste una de piñas / te salió El Paciente Inglés

— Olé olé / olé olá / vamo' todo' junto' / a granbretañear / si so' de Escocia, ¡puto! / te queré' matá'... #Song3

— Finalmente, CAMERON tuvo un buen DÍAZ:

lunes, 15 de septiembre de 2014

La Cámpora: ¿del consumo de poder a la generación electoral?

Se pueden realizar múltiples lecturas del acto de La Cámpora el sábado en Argentinos Jrs. Ciertamente el camporismo celebra la convocatoria (no es exagerado decir que no existe hoy aparato que convoque así; las últimas movilizaciones de Moyano y Barrionuevo lo certifican) y que Máximo Kirchner fuera el orador final del evento. El antikirchnerismo militante, por otro lado, centró su análisis en el desafío que implica nominar a Cristina para una re-reelección y en el carácter dinástico de la portación de apellido. La tapa dominical de Clarín fue sintomática: “Volvieron a caer la imagen de Cristina y la del gobierno”, cosa que no podría achacarse, claro, al acto de anteayer.


Vamos con algunas reflexiones al respecto. La primera es que no se entiende la necesidad de seguir colocando a la Presidenta en el centro de un escenario que nunca abandonó; fue lo que hizo su hijo cuando señaló las dificultades que tendría la oposición para ganarle. (Para nosotros, que venimos analizando el proceso electoral brasileño, éste sería aún más relevante en términos comparativos). El massismo digital celebraba luego las palabras de Máximo, recordando que Massa pidió el voto para “parar la re-re” y “lo hizo”, otro exceso de relato épico sin fundamento alguno en la realidad, sólo en el business del país dividido. Entonces, relanzar la fallida esperanza de una re-reelección, además imposible, es contraproducente y de corto vuelo. Pero logra algo: abonar el campo para el republicanismo versión Sabsay. Por si lo anterior no bastara, sirve para movilizar a la chanza y para el divertimiento del universo extra-camporista. Y me entristece. Más si consideramos que el pedido no le agrega nada al oficialismo: el escenario aún se ordena según las coordenadas gobierno/oposición, kirchnerismo/anti-kirchnerismo, peronismo/republicanismo socialdemócrata a la europea y cualquier otra dicotomía similar que quieran pensar.

Pensemos en términos electorales: no les sirve a Scioli o Randazzo, que basan su fortaleza en otros aspectos: el gobernador de la PBA en su historia dentro del espacio y su capacidad para ser el oficialista menos kirchnerista, Randazzo en la gestión en documentación, transporte y en ser el oficialista más K que mide. Sí les sirve a Massa y Macri, y podremos observarlo en estos siguientes días. Esta reflexión tiene justificación: vaya si hemos escrito largo y tendido en este blog sobre la inconveniencia de engordar al adversario y disminuir las chances de los propios.

Retornemos a la convocatoria. ¿Sólo sirvió para apuntalar a Cristina? No, fue antes un acto para consolidar a la propia organización, una demostración de músculo y un modo de continuar aglutinando a la militancia. También un mensaje hacia el afuera peronista al que hizo referencia Máximo al decir que el Frente para la Victoria es más amplio que lo que allí estaba presente. Traducido: pueden contar con nosotros… o no. Y es cierto, pero también advertimos que alcanzar un equilibrio será tarea delicada. ¿Cómo contar con el camporismo sin que éste convierta la campaña en un plebiscito de los años kirchneristas? Como venimos sosteniendo: la relación continuidades/cambios podrá inclinarse hacia la primera en términos electorales si y sólo si la economía acompaña. Y la posición de La Cámpora es de continuidad pura, imposible sin Cristina en la boleta (a modo de ejemplo, es distinta la del Movimiento Evita, que planteó la necesidad de mirar más allá de la defensa de lo realizado).

El capítulo Máximo Kirchner no puede ser soslayado: es innegable que la militancia kirchnerista se entusiasmó. Hay allí un germen de ruptura: la organización juvenil se nucleó siempre en torno a la electorabilidad de Cristina (por eso reclaman un dedo de CFK que señale al candidato) y ahora pretenden trasladar ese liderazgo a la siguiente generación Kirchner. ¿Podrán hacerlo? Para quien escribe resulta muy difícil (sino imposible) pensar en Máximo encabezando alguna boleta el año próximo, condición necesaria para sentarse a dialogar en la mesa peronista (no sería así, claro, en la mesa del radicalismo). ¿Alcanza con un acto masivo? La lógica militante es distinta de la lógica electoral y tenemos en nuestro país el ejemplo de Víctor De Gennaro. Martín Rodríguez resumió recientemente los años kirchneristas bajo las coordenadas “Orden y Progresismo”; podríamos traducirlas como gestión e ideología. ¿Alcanzaría sólo con lo segundo? Otra pregunta: la militancia camporista miró siempre hacia Cristina, ¿es posible que pose en cambio su mirada en Máximo mientras CFK está aún presente? Trocar la lógica de consumo de poder por la lógica de una generación electoral implica tiempos y herramientas distintas a las de un recambio cupular en una estructura piramidal. Significa, en cambio, hacer política de cara al electorado. O como suelen advertir los politólogos en sus elaborados papers académicos, antes de olvidarlos en la mesa de algún bar: implica meter la gamba hasta la rodilla en el barro, y no precisamente el de la Historia.

* Imagen: @srodriguezrey

jueves, 11 de septiembre de 2014

Brasil: empate técnico entre Dilma y Marina para la segunda vuelta

Mientras en nuestro país se debate la ley de pago soberano (es un modo de decir, los argumentos opositores se reducen a no votar una ley del oficialismo), y el debate mediático está motorizado por las declaraciones oportunistas e irresponsables de Ivo Cutzarida o VHMorales, pasan cosas más importantes en nuestro subcontinente: las elecciones en el hermano país vapuleado por Alemania y Holanda.

Un digresión antes: considero importante la ley de pago soberano, pero no implica modificación efectiva alguna en el litigio que mantenemos con los fondos buitres prohijado por Griesa. Sí representa(ba) una oportunidad para demostrar que la defensa de la soberanía y las arcas estatales son una cuestión de Estado, pero es evidente que se privilegia la disputa electoral. Imagino a Paul Singer contento con el accionar de nuestra oposición vernácula, que adelanta una posición más amistosa hacia sus intereses en caso de resultar elegidos en 2015. Cerramos y retornamos a Brasil.

Sorprende la escasa repercusión que en nuestro país recibe el proceso eleccionario brasileño. Sostenemos, casi en soledad, que “una derrota del PT, antes que el triunfo mismo de Marina Silva, podría tener consecuencias más que importantes para el subcontinente". Marcelo Falak lo confirma en Ámbito: «...creció con fuerza la posibilidad de una derrota del Partido de los Trabajadores, único garante de un bloque fuerte. Las restricciones argentinas a las exportaciones, las polémicas comerciales recurrentes y los controles cambiarios que complican la repatriación de dividendos de las empresas extranjeras son un permanente motivo de irritación política en los socios regionales del país. Esto se tradujo en una intensa presión empresarial para que Brasil pueda negociar en soledad acuerdos de libre comercio con otros países y bloques , lo que convertiría al Mercosur en un bonsái y, a través de la llegada masiva a su mercado de nuevos y más eficientes competidores, condicionaría las posibilidades de desarrollo industrial de la Argentina (...) El plan es, entonces, promover acuerdos comerciales de "dos velocidades" para los distintos miembros del bloque , algo que ni siquiera debe ser negociado entre la Argentina y Brasil ya que, explica la plataforma, ello es compatible con el Tratado de Asunción. En pocas palabras: con Marina presidenta, Brasil se cortaría en soledad en las negociaciones internacionales . El objetivo estratégico es, explica, avanzar en la integración con la UE, con la Alianza del Pacífico y con los propios Estados Unidos...». No sería distinto con Aecio Neves, y la propia nota de Ámbito da cuenta de ello. Los mentideros brasileños cuentan que el propio FHCardoso, líder del PSDB que postula a Neves estaría inclinándose por dar soporte a Marina y el PSB. Podríamos incluir ese dato en aquel posteo en el que trazábamos paralelos entre el proceso electoral brasileño y el que enfrentaremos en nuestro país el año próximo: aquí también cualquier opción opositora funcionaría a modo de colectora para la opción republicana que acceda al segundo turno electoral.

A escasas tres semanas de la primera vuelta, no ha habido en Brasil algún vuelco en el electorado, pero continúa la tendencia evidenciada en las últimas semanas, que avanza hacia un escenario de polarización y empate entre la presidenta Dilma y Marina Silva. Decíamos que muestran un leve descenso de Marina de la semana anterior a esta (de 50 a 48% para el ballotage) y un leve incremento de Dilma (de 34 a 35% para la primera vuelta y de 40 a 41% para el ballotage". Ahora Datafolha, la consultora estrella a la que vienen y venimos siguiendo, entrega números más alentadores: “...en relación al primer turno, la presidenta osciló un punto para arriba, y Marina un punto hacia abajo, aumentando la diferencia entre ellas a tres puntos, también dentro del margen de error: 36% para Dilma y 33% para Marina..." —Aecio conserva una intención del 15%— “...Para el segundo turno cayó a cuatro puntos la diferencia entre ellas, lo que resulta en empate técnico (47% para Marina y 43% para Dilma). La semana pasada Marina estaba al frente con 48% de las intenciones de voto contra 41% de Dilma...".

Como podemos ver, luego de la irrupción del fenómeno Marina posterior a la muerte de Eduardo Campos, la tendencia hacia la convergencia se ha acentuado. Esto incrementa las chances de continuidad, lo que redituaría en beneficios políticos y económicos para el bloque regional y la Argentina. Es preocupante, en cambio, observar que hay dirigentes en nuestra oposición que observan la posibilidad de Marina Silva con esperanza, a la espera de que una alternancia en Brasil propicie un efecto contagio en nuestro país.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Marina Silva, la esperanza negra de los mais blancos do mundo

Un golpe de vista al esbozo de programa de gobierno elaborado por (o para) el PSB y Marina Silva permite —en un plano referencial— inferir que un gobierno de esta coalición se encontraría a la derecha, en términos económicos y sociales, del Partido de los Trabajadores de Lula y Dilma. Como dijimos, al tiempo que forzábamos algunos paralelos entre el desarrollo electoral brasileño y el de nuestro país, “una derrota del PT, antes que el triunfo mismo de Marina Silva, podría tener consecuencias más que importantes para el subcontinente". No es necesario ser un genio para sostenerlo, aunque no invalida la caracterización y este bloguero la agradece: voçe e amablinho, muito obrigado. Veamos.

En primer término, podemos jauretchearla y decir que si tengo alguna duda, sólo debo leer que Silva entusiasma al Wall Street Journal para rápidamente comprender qué posición tomar. También The Guardian saluda sus posibilidades: Marina es vista como la esperanza negra de los mais blancos do mundo. Tiene fortalezas como candidata: parece más brasileña que Dilma. Más pobre también. Es ecologista, la primera “green" con posibilidades de comandar uno de los pulmones del planeta. El sueño de toda Camila Speziale, claro. En este frente podemos plantar nuestra segunda bandera de alerta: ¿una agenda de sustentabilidad ecológica es lo que necesita un país con los bolsones de pobreza endémica que tiene Brasil? Recuerdo las palabras de Chico Buarque al ser consultado sobre la internacionalización de la Amazonia: ¡internacionalizame ésta! (bueh, no lo dijo así, sino que si vamos a ser sucios comunistas incluyamos también al petróleo y a las finanzas de los países ricos).

Podríamos además ponernos en moralistas y preguntar quién financia a Marina, pero la que tiene discurso carriotista es ella. Sí sabemos quiénes se alegran con su crecimiento. Retornando al primer párrafo, su programa económico implica fernandohenriquecardosismo al palo: “...apertura comercial, ajuste fiscal, cambio libre sin intervención estatal y empresas del Estado que probablemente serán desguazadas y parcial o totalmente privatizadas (...) se compromete a mantener los planes de vivienda popular. Sólo que con una condición: que sean financiados por los bancos privados (...) Este tipo de “perlasprogramáticas constituye junto con la independencia del Banco Central, una conquista de los mercados financieros, la explicación del entusiasmo demostrado por los operadores de la Bolsa de San Pablo, que pega saltos significativos cada vez que aumenta la popularidad de Marina Silva...". ¿Pero por qué sería antes una derrota del PT que una victoria de Marina la que tendría consecuencias sobre el subcontinente? Porque como en Argentina, como en Bolivia, Venezuela o en Paraguay previo al golpe a Lugo, las facciones opositoras se entregan para —o pretenden— un cambio de orientación que les permita dejar atrás esta década pos neoliberal, en la que los Estados fueron fagocitando márgenes a los actores económicos dominantes. Aún dentro de economías latinoamericanas más dependientes de los flujos externos como Perú podemos observar este fenómeno, y las críticas reales al gobierno de Humala se relacionan mucho con la postergación de algunas transnacionales debido al ingreso de la brasileña Odebretch al mercado.

No debería ser necesario remarcar la importancia de nuestra sociedad comercial con Brasil. Este mapa muestra de dónde proviene el grueso de nuestras importaciones y Pagni nos recordó recientemente que cada vez que el PBI brasileño cae un punto, las exportaciones argentinas a ese mercado se reducen entre 2,3 y 3,1%". Pero podríamos suponer que un gobierno de Silva haría crecer a Brasil 10, 20 o 50 pp al año, ¿por qué no? (bueno, no; y sabemos lo que significa en términos de sufrimiento humano un programa neoliberal), pero supongamos. Deberíamos entonces pensar en la cuestión política, que debería ser en un mundo ideal la que prefigurara lo económico. Y en ocasiones hasta ocurre así y todo. Los deseos de la fauna opositora nuestra (y de otras latitudes) por triunfos de Capriles antes o Silva ahora serían incomprensibles sin considerar la sinergia operada entre el PT y el kirchnerismo en nuestro país, y con el resto de los populismos latinoamericanos que no adhirieron al Consenso de Washington. De algún modo estos regímenes se prohijaron entre sí, pero comprendiendo el peso simbólico y efectivo de Brasil. ¿Evo sin Lula y Kirchner? ¿La caída del ALCA? ¿El pago de contado al FMI? Que Dilma deba defender esa política exterior habla de lo que podemos esperar de cualquier opositor en materia de integración regional.

El desafío Marina obligó a Dilma y al PT a una estrategia de polarización más abierta, algo que el kirchnerismo supo aprovechar en momento de la resistencia cuando habló de visibilizaciones e invisibilizaciones. Desangelar, en último sentido. Los primeros números parecen avalarlos, ya que muestran un leve descenso de Marina de la semana anterior a esta (de 50 a 48% para el ballotage) y un leve incremento de Dilma (de 34 a 35% para la primera vuelta y de 40 a 41% para el ballotage). Marina Silva y canta melodías de antaño, pero nada está escrito en piedra aún, y elegimos repetir el concepto con el que cerramos el posteo anterior: en 2015 seremos nosotros quienes enfrentemos una disyuntiva similar. Igual: brasileiro, voçe se morfó sietinho.