lunes, 7 de julio de 2014

La lapicera (breve retorno a la política entre –o intra, je– partidos)

Desde hace tiempo sostenemos en este blog repugnante que si algo estableció 2013 esto fue la dispersión de la representación que, valga decir, se avizoraba ya en 2012. Y eso, por supuesto, tuvo consecuencias: la ruptura del peronismo en la PBA, el descenso de los guarismos oficialistas, el crecimiento de las opciones republicanas y, claro, la distribución del poder, más segmentado que en las cercanías de octubre de 2011. Decíamos en su momento que “…las administraciones provinciales ganarían en márgenes de autonomía respecto al gobierno nacional. Manteniendo el equilibrio (los fondos son necesarios), pero con mayor fuerza para pulsear. Maurice Closs elevó la voz primero y ni falta hizo que otros lo hicieran. La dinámica de fin de periodo lo condiciona…”.

Entonces leemos en La Tecla respecto a la PBA (pero puede bien aplicarse a cualquiera de los territorios comandados por el oficialismo): “A diferencia a las últimas contiendas electorales, los jefes comunales del Conurbano que juegan con el kirchnerismo no permitirán que le cuelen gente que no es de su riñón en las listas locales.
Desde hace un tiempo, los intendentes del Frente para la Victoria pasan por diferentes oficinas de la Gobernación, reciben a ministros en sus distritos y hablan con Scioli en reuniones privadas que en su mayoría se desarrollan en las oficinas del Banco Provincia.
En todos los casos se llevan el compromiso de que mientras se mantengan en el FpV no tendrán inconvenientes para volver a ser los dueños de la lapicera en 2015.
Sin embargo, en Casa Rosada, cuando hacen el mismo planteo, no consiguen la misma certeza. Según indicaron fuentes a La Tecla, en Nación volverán a pedir espacios para los jóvenes y no descartan las colectoras”
.

Por supuesto, se tratan de rumoreos político-conventilleros. Que por lo general tienen viso de opeación, pero en la línea temporal de la política electoral del kirchnerismo no suena del todo irreal, ¿no? (imagino a un intendente PBA escuchar la palabra "colectora" y alargar la mano inmediatamente hacia el celular). A ver, no es ninguna locura pretender monopolizar la lapicera cuando las condiciones para hacerlo existen. Pudieron hacerlo Kirchner en 2007, Cristina en 2011 y algo en 2013. Seguramente cualquier candidato del oficialismo, llámese Scioli, Randazzo o Urribarri, debe soñar con la posibilidad al apoyar la cabeza en la almohada. Es sólo pura lógica instrumental. Pero retornamos a lo que decíamos respecto a 2013, y utilizando al peronismo de la PBA como ejemplo trasladable: “…hay una advertencia en esta emergencia del massismo, y tiene que ver con la necesidad de una apertura en el esquema de decisiones del oficialismo…”. No comprender cabalmente el significado y consecuencias de 2013, y persistir en políticas de construcción inconducentes debido al actual esquema de relaciones de fuerza, es un pasaje seguro a sufrir en 2015. Y no debería ser el objetivo, creemos. Hemos advertido por aquí, en cambio, que uno de los objetivos del peronismo oficialista, de cara a 2015, debe ser recrear lo máximo posible el sistema de alianzas que dio soporte al 54% de 2011, y que para que eso ocurra, el engorde de las ambulancias opositoras debe ser reducido a su mínima expresión. La cuestión de la lapicera será entonces determinante para que eso no ocurra.

5 pusieron huevos y comentaron:

profquesada dijo...

Todo bien. Lo entiendo como parte de un remolino de ideas y runruns bastante plausible, pero apuntaría que la situación dista enormemente de la del 2013 (parece haber pasado un siglo, no unos meses), entre otras cosas porque no habrá, ni puede haberlo (eso espero) algo similar al inefable de Insaurralde, También dista por otras razones más importantes de la del 2011. Una de ellas es que el gobierno nacional está obligado a concentrarse en la gestión -big problemas que atender no le faltan- sin embargo aún conserva una muy buena cuota de poder, de modo que a nadie en su sano juicio dentro del FPV o del PEN le conviene a esta altura hacerse el loquito y armar mucho ruido. La situación inversa ocurre por fuera donde compiten por gritar más fuerte.
En ese punto me gustaría, digo, que te apartaras -si no te molesta- de la costumbre muy instalada de llamar a esa runfla de acomodaticios sin convicciones con el nombre de republicanos. Sino va a parecer que tienen razón cuando nos califican de antidemocráticos y autoritarios y que para salvar a la republiqueta hay que acabar con nosotros.
Justo ellos que se las violaron a ella, la Miss República, a la Mme Democracia y a la Sra Constitución todas las veces que les ha convenido.
Digo, para que nos entendamos llamemos a las cosas por su nombre, porque democráticos, republicanos y federales somos nosotros más que ninguno, ¿O no es así?.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Hola Ricardo,

apuesto lo que quieras que aún con la oposición dividida y con los parches que decis el kirchenrimos no le gana a nadie. El que vaya contra y emrja como alterntaiva ganadora le gana (como Nestor a Menem). El 33 % es a esta altura 22 % y todavia falta un año de suplicio recesivo (sin agregar nada de lo que pueda imaginarse como derivación del buitrerío).

Anónimo dijo...

Hola Ricardo: corregi el mensaje anterior. Si podes que quede este:
apuesto lo que quieras que aún con la oposición dividida y con los parches que decis el kirchenrismo no le gana a nadie. El que vaya contra y emerja como alternativa ganadora le gana (como Nestor a Menem). El 33 % es a esta altura 22 % y todavia falta un año de suplicio recesivo (sin agregar nada de lo que pueda imaginarse como derivación del buitrerío).

Daniel dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Daniel dijo...

Recrear el sistema de alianzas?
El FpV sigue siendo el mismo sistema de alianzas, es decir, la de las agrupaciones que lo constituyen. Y ganó en el 2011 sin la transversalidad. Eso fue lo inédito.
Que menos tenemos para el 2015 que lo que hubo en el 2011? Los traidores, los falsos y los que pasaron a beber de la usina de la gusanera nativa.
Es mejor ganar sin ellos. Y sin Scioli, por supuesto. Porque si gana Scioli, gana otra cosa.
Si así sucede es porque el pueblo cree en que no sería nada bueno suicidarse.
Y si se pierde, volveremos, no es tan dramático.