sábado, 12 de noviembre de 2011

Contra la industria musical

Pero desde adentro. Ya hablamos algo acerca del negocio de la música por acá. Si bien Harrison, Petty o Divididos critican a la industria musical en algunas canciones, fue Radiohead quien llevó la crítica un paso más adelante cuando lanzó su álbum In Rainbows primero a través de la web y conservando los derechos sobre el mismo. Time escribía por entonces «what makes In Rainbows important — easily the most important release in the recent history of the music business — are its record label and its retail price: there is none, and there is none» (lo que hace a In Rainbows importante -fácilmente la más importante aparición en la historia reciente de la industria musical- son su empresa discográfica y su precio: no tiene y no tiene). En esa ocasión Yorke, el cantante más feo de la historia del rock después de Lyle Lovett, a propósito de la finalización del contrato que unía a la banda con EMI, reconoció «what we would like is the old EMI back again, the nice genteel arms manufacturers who treated music a nice side project [and] weren't [too] bothered about the shareholders» (lo que querríamos es a la vieja EMI de vuelta (...) aquella que trataba a la música como un lindo proyecto y no estaba tan preocupada por los accionistas). Una vez más, el anarcocapitalismo financiero total (:P) que destruye todo aquello que toca. Debo admitir, de todas maneras, que me gusta más el Radiohead de The Bends y Ok, Computer. A continuación Black Star (The Bends), en un video no oficial filmado por un fan:



Me gustan más porque, para mí, lo más importante son las canciones. Soy un cancionero andante (?). Y para que una canción supere mis altos estánderes de calidad (!), debe poder tocarse con una guitarra que acompañe a la voz. Acá el ejemplo didáctiquísimo. Ténganle paciencia a la niña (sí, muy bonita, lobos) y, sobre todo, feliciten a la madre por la armonía del estribillo:



Como veo que este post se puede hacer largo como visita de suegra, pasemos al ejemplo número dos. George Harrison. En 1981 publicó Somewhere In England. Apuesto a que en ese momento le hubiera gustado estar somewhere else, porque los disgustos que le causó la industria musical lo llevaron a componer Blood from a Clone:

«They say they like it, now, but in the market it / May not go well as it's too laid back / You need some oomph-papa, nothing like Frank Zappa / And not New Wave they don't play that crap (Dicen que les gusta, pero que en el mercado no andará bien por ser muy tranquilo. Necesitás algo de oomph-papa, no como Frank Zappa, ni tampoco New Wave, nosotros no publicamos esa mierda).

Try beating your head on a brick wall / Hard like a stone / Don't have time for the music / They want the blood from a clone (Tratá de golpear tu cabeza contra la pared, tan duro como una piedra. No tienen tiempo para la música, quieren la sangre de un clon).

I hear a clock ticking / I feel the nitpicking / I almost quit kicking at the wall / There seems a confusion, under the illusion / That they know just what will suit you all (Escucho un reloj marchando, siento el despioje. Casi me voy pateando la pared. Parece una confusión, bajo la ilusión de que ellos saben qué es lo que les va bien a todos)».

También a advertirle a su discográfica que no renovaría el contrato y a recluirse por unos cuantos años luego del regular Gone Troppo hasta el aclamado Cloud 9. La historia es conocida y la canción citada la describe: la Warner Bros. rechazó el disco que llevó Harrison y le ordenó descartar cuatro canciones por considerarlas deprimentes y poco adecuadas para un mercado dominado por el punk y el new wave. Estas canciones fueron "Tears Of The World", "Sat Singing", "Lay His Head" y "Flying Hour". Escuchemos la hermosísima Sat Singing (¿cómo la van a descartar, monstruos?):



Y a Lay His Head, utilizada luego como B-side de Got My Mind Set On You, el primer corte de difusión de Cloud 9:



Es archifamosa también la historia de Decca rechazando a los Beatles porque las bandas de guitarra eran algo del pasado. No, si el mundo de la música está plagado de visionarios...

La seguimos en otra.

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